DE PALMA A ROMA EN PIRAGUA

Una aventura para no olvidar.

Equipo piragüistas, Palma a Roma en piragua 1950

ETAPA 3.

Cala Ratjada - Mahón (Menorca, España).

 

Por fin, el 19 de agosto, el tiempo da un respiro y llega el remolcador de la Armada “R.R.20”, inconfundible por su desproporcionada chimenea ya que utilizaba carbón como combustible. Al mando del buque, el comandante Antonio Fontenla Rojí. A las nueve y media empieza la travesía a Ciudadela (Menorca), un recorrido de unas 55 millas. Es la primera vez que la flotilla navegaba en alta mar, sometida a unas condiciones mucho más duras que las que habían experimentado hasta aquel momento, ya que siempre habían ido costeando con las ventajas de los socaires y zonas de abrigo de la costa. En mar abierto las cosas son distintas. Sin las referencias de la costa, todo es más monótono y extremo.

Despedida Cala Ratjada

Despedida

Cala Ratjada

Piragua Virgen del Pilar Cala Ratjada

Piragua Virgen del Pilar

Cala Ratjada

SalidaCala Ratjada piraguistas

Salida

Cala Ratjada

A las dos horas de la partida, empieza la boga a hacerse difícil y dura. El viento aumenta y el mar empeora. De vez en cuando se ven forzados a refugiarse a la popa del “R.R.20”. El viento sopla de proa y el avanzar se hace penoso. Peligran las piraguas y en los breves descensos, el estado del mar les hace perder mucho de lo recorrido. Dado que el parte del tiempo no es muy favorable, Luque y el comandante Fontenla, deciden cambiar la etapa y en vez de ir a Ciudadela se cambia por Mahón. A las 16 horas aumenta el viento N.E., agitando con ello más el mar, haciendo su aparición lo que los marineros mallorquines llaman el “trango” o mar de grandes oleajes. Las siluetas de las montañas mallorquinas van ocultándose en la bruma, mientras Menorca les va ofreciendo sus perfiles suaves. La tarde empieza a perderse en una maravillosa puesta de sol que ilumina el mar y alegra por unos momentos el monótono y continuado remar. Las tripulaciones se animan unas a otras y surgen canciones derrochando buen humor y entusiasmo. Solo a bordo del “R.R.20” existe la duda sobre la llegada a Mahón. Sobre el mar empiezan a vivir su primera noche. En algún momento de la noche, en el “R.R.20”, están convencidos de que pidan ser izados a bordo. Pero en las piraguas se piensa de otro modo y se lucha con fe y tesón. Ni el picado del mar, ni la altura de las olas, ni el viento contrario, ni la noche, pueden contra su firme decisión. Un golpe de mar hace herirse a las piraguas “Virgen del Carmen” y “Virgen del Pilar. La primera sufre en su quilla el golpe y empieza a hacer agua, se origina la natural confusión. Se reconoce la quilla y como los remeros se niegan a abandonar la piragua dañada, Luque ordena aligerarla de cuanto peso se pueda. De esta manera, las cantimploras, material de reparación, los salvavidas, vuelven al barco nodriza, menos las linternas y pistola de bengalas. Han sido momentos angustiosos que solo ha salvado la serenidad de Virgilio, su patrón, y la de sus hombres.

 

El viento que esperaban decreciera al avanzar la noche, sigue en aumento, lo que unido a una fuerte corriente contraria, hacen que el avance sea de una milla aproximadamente a la hora. A lo lejos, las luces del Faro de la Isla del Aire, comienzan sus funciones agotadoras. El faro está situado en la boca de entrada del Canal que lleva a Mahón y sus luces incitan y desesperan. Incitan a remar, a llegar, y desesperan porque las horas pasan y la luz permanece a la misma distancia. A las cuatro de la madrugada el mar empeora si cabe. El “R.R.20”, no puede seguir a su lado y decide adelantarse. Las piraguas se dirigen hacia el Canal por la parte sur de la Isla, donde quizás encuentren menos viento y mejor mar. Se combinan las señales con el Comandante del “R.R.20” y poco a poco pierden de vista al barco nodriza, que se aleja dando tumbos, intranquilo y perplejo ante nuestra llegada.

A las seis y media de la mañana, es la piragua “Virgen de Loreto” la que avanzando a lo largo de la costa, entra en el Canal, lo que hacen momentos después las otras dos piraguas, anunciándolo al “R.R.20” Luque con las señales convenidas. En el Canal se encuentran con un fortísimo mar. Olas de tres a cuatro metros, producidas por los bajos fondos que imposibilitan la boga. Contra la Punta Prima rompe en este momento el mar furioso, lanzándolos contra la costa el fuerte viento N.E. que los azota. A las siete y media queda vencido el paso del Canal, acercándolos nuevamente las tres piraguas, conducidas por la “Virgen de Loreto” al “R.R.20”, que salta sobre las olas rompiéndolas con furia. Con gran dificultad vencen la punta Rafalet, la Giroda surgiendo la fortaleza de la Mola, la que les hace arremeter, con furia, la Punta San Carlos, entrando, a las diez y media de la mañana en las tranquilas aguas de la rada, arribando al puerto de Mahón a las veinticinco horas justas de boga, después de vencer 55 millas, y aunque deshechos por el esfuerzo. ¡Mahón!

Nadie olvidará la noche que pasaron suspirando por su puerto. Hubo momentos en que sobre los rostros de los remeros estallaron lágrimas de rabia y se apretaron los labios en un gesto decidido a llegar. Sus manos encallecidas dicen claramente lo que fue la etapa. El recibimiento al llegar al Club Náutico de Mahón fue impresionante. Gente por todas partes, fuegos artificiales, la música de la banda del pueblo...

 

He tenido la suerte y el placer de hablar con algunos de los remeros como Floro, Marcelino o Virgilio, los tres me comentaron que esta travesía fue la peor y la que mas miedo pasaron. El tramo de la costa de Menorca, Isla del Aire hasta casi Mahón, fue terrible. Aquí, casi termina la aventura.

 

La tercera etapa de la peregrinación, debió concluir en Ciudadela. Fueron las necesidades impuestas por la navegación, las que forzaron la llegada a Mahón. En esa época, la falta de medios de comunicación hacen que la gente de Ciudadela no conocieran los cambios del trayecto. Estaban los remeros en deuda con Ciudadela y tenían que ir allí para agradecerles el desvelo y la inquietud vivida por ellos. Porque mientras remaban en el mar, en Ciudadela, se sufría por los remeros al mirar la mar tan embravecida. Una vez en Ciudadela, en su Ayuntamiento, el Alcalde les da la bienvenida con las más sentidas y profundas palabras. Después les guía y acompaña hasta el austero palacio residencial del Sr. Obispo de Ciudadela, Doctor Pascual, venerable anciano que les acoge con gran cordialidad y cariño. Con él recorren la Iglesia Mayor restaurada por él mismo. En la puerta de la Iglesia, hasta la que les acompaña el Sr. Obispo, el Pater Monedero dice al Doctor Pascual, que uno de los peregrinos acaba de recibir la grata nueva del nacimiento de una hija y el Sr. Obispo lo manda acercarse. Se arrodilla Virgilio y el Doctor Pascual le da su especial bendición para él, para su mujer y para la recién nacida, de la que todos los peregrinos son sus padrinos de Bautismo.

En la calle se agolpa el pueblo de Ciudadela. Aplausos, abrazos y alegría. Por eso tenían que venir a Ciudadela, para agradecerles su espera.

Remando a sotavento del R.R.20

Remando a sotavento del R.R.20

Puerto de Mahón

Remolcador R.R. 20

Falta poco para llegar a Mahón
Lo peor ya ha pasado, lo han conseguido

Falta poco para llegar a Mahón

Lo peor ya ha pasado, lo han conseguido

Recorrido 3ª Etapa: Cala Ratjada - Mahón

Cala Ratjada

Mahón

Google ©

Recorrido 3ª Etapa: Cala Ratjada - Mahón

Etapa anterior

3

Siguiente etapa