ETAPA 10.

Isla de Montecristo - Isla de Giglio (Italia).

En las primeras horas de la mañana del día 12 de septiembre, zarpan nuevamente en el “Atlela” para la isla de Montecristo, desde donde comienza la décima etapa. En la cubierta del “Atlela” se vive ya el nerviosismo y la emoción por el cercano final. Después de la invocación a Santa María del Mar (como todos los días) y de la orden de boga dada por Luque, parten de Montecristo, camino de la Isla del Giglio, a las ocho y media de la mañana. El mar se presenta maravilloso y tranquilo y las tres piraguas marchan a compás. Desde el azul purísimo del agua sobre el que navegan las piraguas, admiran el prodigioso paisaje de la cercana costa italiana. Al avanzar el día, el tiempo cambia, lo que les intranquiliza, pero poco después vuelve la calma sobre estas bellas aguas del Tirreno. Y sin apenas darse cuenta, se les echa la noche encima a unas cinco millas del faro sur de la Isla de Glglio (conocida hoy en día por el incomprensible naufragio del Costa Concordia). El Comandante del “Atlela” les aconseja remontar la isla en dirección Norte, para fondear en el puerto, por no ser prudente dejar las piraguas durante la noche en estas costas mal defendidas. Y a las veintitrés horas treinta minutos de este día, después de treinta millas de navegación, fondean en la bahía de Giglio.

Aquí, en la Isla de Giglio, quedan familias de descendencia española que al enterarse de la llegada de los piragüistas, se acercan para curiosear y hablar del lugar de procedencia de sus antepasados. Después de cenar en el puerto, vuelven al “Atlela” para pasar otra incómoda noche en cubierta.